Habitualmente, cuando alguien hace una pregunta espera una respuesta, y si la respuesta es clara y, de preferencia, corta, se tiene una sensación de satisfacción inmediata. Si alguien espera una respuesta de ese tipo a la pregunta que aparece en el título de este escrito, es momento de que suspenda la lectura.
En las escuelas Waldorf, una preocupación habitual es cuál es el papel de los padres, qué deben saber de pedagogía, cómo lograr una coherencia entre lo que los niños viven en casa y lo que viven en la escuela. En medio de todo ello, surge la pregunta: ¿para ser un "papá Waldorf" debo estudiar Antroposofía? La Antroposofía es un camino de conocimiento y, como tal, debe ser elegida libremente. No puede imponerse y, al no ser un dogma, no puede ser un requisito para participar de la comunidad escolar. Hasta allí, la respuesta parecería "no, no es necesario que los padres estudien Antroposofía"; pero el asunto es más complejo.
El currículum Waldorf responde a un profundo conocimiento del ser humano. El qué, el cómo y el cuándo de cada uno de las cosas que los alumnos aprenden en las escuelas Waldorf responde a ese conocimiento. Desde luego, la tarea de los maestros es comprender cabalmente el trasfondo de lo que están enseñando a los niños, y es tarea de los padres confiar en los maestros. Confianza, ésa es una palabra clave en la relación de los padres con los maestros de sus hijos.
Más allá de la confianza y del sentimiento de "qué bonita pedagogía" está la cuestión de cómo lograr la coherencia escuela-casa. Hay algunos padres disciplinados que siguen las sugerencias e indicaciones de los maestros sin cuestionar demasiado de dónde surgen esas indicaciones, y eso está muy bien para ellos. Hay otros que requieren más información y sólo cuando la tienen están en posibilidad de entender la etapa de desarrollo de su hijo, la importancia del ritmo, del sueño, de la imaginación, y entonces, actuar en consecuencia.
Hay todavía otros padres: los que están interesados en involucrarse aún más, no sólo en el paso de sus hijos por la escuela y en intentar ser coherentes en casa, sino además en involucrarse con la escuela y con el movimiento Waldorf. Padres convencidos de que todo esto merece la pena no sólo para sus hijos en particular, sino para todos los niños, para la humanidad. Para ellos, el estudio de la Antroposofía abre caminos muy amplios de desarrollo, cuyo reflejo verán también en sus hijos, en su relación con los maestros y la comunidad, en su vida. Así pues, cada quien debe responder a la pregunta.
Fuente: Al alba, revista sobre educación Waldorf. Año 1, no. 2, septiembre, 2007. p.8
por Yolanda Mújica