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En el adolescente de 9º grado se vislumbran ya algunas facetas de su personalidad; sin embargo, aún se encuentra inmerso en la interacción dinámica de fuerzas contradictorias entre los más altos ideales y la exploración de los placeres y las frivolidades del mundo material. A esto se agrega la incertidumbre y el nerviosismo que genera su próximo ingreso al bachillerato que, en la mayoría de los casos, será a una escuela tradicional, previo examen de admisión. En la pedagogía Waldorf, el 9º grado corresponde al primer año de una nueva etapa en la educación, pero en el sistema educativo mexicano, el 9º grado corresponde al último año de la educación secundaria. Para que los alumnos tengan la tranquilidad de estar preparados para el examen de admisión al bachillerato de su elección, el 9º grado en nuestra escuela se ofrece como un grado de transición.
En el primer semestre se hace un repaso general de los temas de español, matemáticas, física, química, biología, historia y geografía. Con frecuencia, los chicos descubrirán que todo eso ya lo saben y que solo hay que formalizar dicho conocimiento. Por otro lado, se les da la oportunidad de experimentar procedimientos propios de la educación tradicional, como la evaluación mediante exámenes escritos, tareas de mayor envergadura, calificaciones numéricas, así como investigaciones en Internet, elementos que facilitarán su adaptación a la educación media superior.
Es importante notar que, aunque en este período los contenidos no están totalmente guiados por el curriculum Waldorf, se siguen manteniendo los principios de la didáctica Waldorf. Por un lado, en el 9º grado, las fuerzas del pensamiento formal causal están más despiertas y los chicos son capaces de comprender dichos contenidos. En las ciencias en particular, se cuida de no caer en la práctica tradicional de enseñar leyes y conceptos y luego demostrarlos en el laboratorio; en la medida de lo posible, el fenómeno se muestra primero, como se ha venido haciendo en los grados anteriores. Por otro lado, las materias se siguen presentando en bloques, se sigue empleando la estructura de la clase principal, con su parte rítmica, en la que se siguen incorporando movimientos de destreza y coordinación cada vez más complejos. En suma, los maestros siguen empleando todo su conocimiento del momento evolutivo que viven los adolescentes. Asimismo, se imparten las clases de especialidad que corresponden a este grado desde la perspectiva Waldorf y que los apoyan tanto en su desarrollo.
Los chicos de 9º están viviendo, por un lado, un proceso más acentuado de individuación, y por el otro, están mirando con los ojos abiertos a los adultos a su alrededor. Los adolescentes quieren que estos adultos sean genuinos y consistentes, necesitan que sus maestros sean congruentes y entusiastas y esto es lo que se trata de brindar en la escuela Waldorf. Una vez que los chicos van encontrando su lugar en el bachillerato de su elección, y la incertidumbre y el nerviosismo respecto a esto desaparecen, es posible regresar totalmente a los contenidos del curriculum Waldorf. Generalmente, en el segundo semestre, las materias de la clase principal incluirán Geología, Historia del Arte, Literatura, Tecnología, Fisiología y Dibujo Técnico. Dependiendo del grupo, estas materias se adecuan a la segunda parte del 9º grado o se pueden incluir otras, si se considera necesario, por ejemplo, profundizar en la construcción geométrica que moviliza el pensamiento. En Geología se estudian los procesos tectónicos y geomorfológicos: el dinamismo del cuerpo de la Tierra, no siempre visible a simple vista, es similar al también oculto proceso de formación de la personalidad humana, con los cambios propios de la adolescencia.
Con la apreciación de obras de la literatura universal, clásica y moderna, se busca que el estudiante profundice en la expresión de sus emociones y sentimientos, cuidando las reglas de la lengua escrita, y que se identifique con la creación poética y la prosa formal. La historia del arte ofrece la posibilidad de observar, mediante el estudio de las tradiciones occidentales que vienen desde el Antiguo Egipto, Grecia, Roma hasta la Edad Media y el Renacimiento italiano, el arte como reflejo de la conciencia humana siempre en evolución. Esta descripción no es exhaustiva, pero, en suma, reconoce al adolescente como un ser en evolución y se le acompaña para que pueda sentar bases propias para el individuo adulto que va a llegar a ser.